Inteligencia Emocional
Si tenemos en cuenta que las emociones son el motor en cualquier acción –se manifiesten con mayor o con menor intensidad–, entonces la inteligencia emocional es la capacidad para gestionar las propias y las de los demás, y encausarlas en acciones con las que se consiga un objetivo.
Tener inteligencia emocional también significa percibir de forma adecuada cómo funciona el mundo y actuar de manera apropiada y responsable. Aristóteles describe esta capacidad como la habilidad de “enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto”.
Inteligencia emocional en el trabajo
El papel de la inteligencia emocional dentro de las empresas se puede encontrar principalmente en el liderazgo, donde es indispensable una interacción social eficiente para lograr el máximo desempeño de un equipo.
Un líder con inteligencia emocional reducida carecerá de la habilidad para gestionar, motivar y dirigir a los miembros de su equipo de trabajo. No podrá verlos como seres humanos que funcionan con base en emociones, sino como piezas en un tablero de ajedrez que funcionan siempre de la misma manera; ante frustraciones o malos resultados para su equipo, probablemente su respuesta será el enojo y la ira en contra de los empleados.
Pasos para desarrollar la inteligencia emocional
Para una gestión adecuada de las emociones, primero se deben controlar las propias y después las de los demás.
Inteligencia emocional intrapersonal
A través del autoconocimiento, autocontrol y automotivación se logra una eficiente gestión de las emociones propias.
El autoconocimiento se refiere a identificar el efecto que tienen las emociones en uno mismo. Por ejemplo, hay personas que al enfrentarse a situaciones de estrés sufren de mareos o sudoración excesiva; volverse consciente de ello ayuda a desarrollar el autoconocimiento.
Posteriormente se debe conseguir el autocontrol de emociones negativas (estrés, nerviosismo, frustración) y una vez controlados los impulsos negativos, podemos potenciar las emociones positivas como la motivación, pasión e ilusión.
Estos tres pasos forman lo que se conoce como inteligencia emocional intrapersonal. Una vez que ésta se encuentra estable, se puede avanzar a la inteligencia emocional interpersonal.
Inteligencia emocional interpersonal
La empatía y la gestión social son los dos elementos fundamentales para conseguir una inteligencia emocional interpersonal.
La empatía implica saber qué sienten otras personas y conocer cómo les afecta una emoción determinada. Por ejemplo, una persona empática puede descubrir con facilidad si un cliente se siente inseguro, nervioso o si desconfía de algo.
Una vez que hemos descubierto lo que la otra persona siente, podremos influir en sus emociones. La gestión social se refiere a ayudar a otras personas a controlar sus emociones dolorosas e impulsarles a potenciar sus emociones positivas.
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La actualidad laboral exige entender a las personas, motivarlas y hacerlas trabajar en un propósito en común. Es por ello que el desarrollo de inteligencia emocional es indispensable para ejecutivos y gerentes de alto nivel.
Si no se toman en cuenta las emociones como factor decisivo en las acciones y trabajo de las personas, difícilmente se logrará que los integrantes de un equipo lleguen a las metas trazadas por la organización.
En Adecco, como agencia especialista en la gestión y administración de capital humano, contamos con consultorías empresariales y capacitación de personal en torno a inteligencia emocional, trabajo en equipo y liderazgo transformacional, entre otras herramientas para sacarle el mejor provecho al activo más valioso de cualquier empresa: el capital humano.